Armonía y contraste
Una manera de armonizar es utilizar un esquema cromático análogo,
es decir, varios colores adyacentes de una rueda cromática. Un amplio uso de
colores análogos puede abarcar tres o cuatro matices adyacentes con diferentes
agrados de luminosidad. Por el contrario, si se pretende subrayar o recortar la
forma de un vestido hay que elegir dos colores muy alejados del circulo cromático.
Resulta muy efectivo crear formas contrastando colores cálidos y frio, claros y
oscuros, complementarios y saturados y quebrado. Se consigue un fuerte
contraste entre distintas capas de ropa.
A. La gama de colores de medias tintas recuerdan
los tonos pastel.
B. Los colores quebrados son el resultado de
mezclar un color con marrón o gris.
C. Los colores luminosos nos recuerdan algunas
materias nobles como la seda o el marfil. Desprenden una gran sensación de luz.
D. Los colores mordientes se muestran más
saturados, vivos y alegres.
El efecto de contraste de colores vivos y saturados reclama atención
sobre la prenda, evita el aburrimiento y rompe la monotonía del conjunto. Por
el contrario, los contrastes armónicos implican similitud más que diferencia,
gracias a la combinación de colores que no desentonan y de telas que combinan
bien.
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